viernes, 29 de octubre de 2010

Continuacion

Su vecina de al lado era asombrosamente bella. Era casi medio metro más baja que él y de complexión esbelta. Llevaba una camiseta holgada y unos pantalones cortos anchos. Sus piernas bien formadas tenían el mismo bronceado ligero y estaba descalza. Su figura era menuda, casi infantil. Casi. Sus pechos parecían pequeños, pero hinchaban de un modo decididamente femenino, aunque leve, la tela de su camiseta de algodón.

A primera vista, por su forma de vestir y su belleza límpida y fresca, Zac había pensado que era una niña, una adolescente. Pero, de cerca, distinguía leves arrugas en su cara, junto con una confianza y una sabiduría que no podía transmitir ninguna adolescente. Pese a su apariencia juvenil, aquella tal Vanessa Hudgens rondaba posiblemente su edad.

-Los SEAL de la Marina -explicó él, sin dejar de mirar sus extraños ojos pardos- son el grupo de operaciones especiales más selecto del ejército estadounidense. Operamos en tierra, mar y aire.

-Entiendo -dijo ella con una sonrisa-. Qué monada.

Tenía una sonrisa algo ladeada que la hacía parecer un poco boba. Sin duda sabía que aquella sonrisa estropeaba su perfecta belleza, pero ello no le impedía sonreír. De hecho, Zac habría apostado a que, boba o no, la sonrisa era la expresión preferida de aquella mujer.
Aun así, su sonrisa era dubitativa, como si no supiera si él se la merecía. Estaba inquieta, pero Zac no sabía si era por sus heridas o por su imponente estatura. En todo caso, no se sentía a gusto con él.

-«Monada» no es una palabra con la que se suela describir a una unidad de operaciones especiales.

-«Operaciones especiales» -repitió Nessa-. ¿Algo parecido a los boinas verdes o los comandos?

-Algo parecido -le dijo Zac mirándola a los ojos-. Sólo que es un cuerpo más sofisticado, más fuerte y más duro. Los SEAL estamos especializados en diversos campos. Todos somos excelentes tiradores y expertos en demoliciones tanto en tierra como en mar, podemos volar, conducir o navegar cualquier avión, reactor, tanque o embarcación. Y todos somos expertos en el uso de la tecnología militar más avanzada.

-Me da la impresión de que es usted un experto en hacer la guerra -la sonrisa bobalicona de
Nessa se había desvanecido, llevándose consigo la mayor parte del calor de sus ojos-. Un soldado profesional.

Zac asintió con la cabeza.

-Sí, eso es.

A ella no le gustaban los soldados. Ésa era la clave. Tenía gracia. Algunas mujeres se volvían locas por los militares. Y otras hacían lo imposible por evitarlos. Aquella tal

Vanessa Hudgens caía claramente en la segunda categoría.

-¿A qué se dedica cuando no hay guerra en la que luchar? ¿Empieza una usted solo?
Sus palabras eran deliberadamente hostiles. Zac sintió que se crispaba. No tenía que defenderse a sí mismo ni a su profesión delante de aquella chica, por muy bonita que fuera.
Se había encontrado con muchas como ella antes. Era políticamente correcto ser pacifista, apoyar la desmilitarización, defender el recorte de gastos de defensa... sin tener ni idea de la situación mundial.

Zac no tenía nada contra los pacifistas, en realidad. Creían verdaderamente en el poder de la negociación y en las conferencias de paz. Pero él se regía por el viejo refrán: camina con sigilo y lleva un buen garrote. Y los SEAL de la Marina eran el mayor y el más duro garrote que podía llevar Estados Unidos.

En cuanto a la guerra, se estaba librando una colosal: la guerra contra el terrorismo.

-No me venga con ese rollo -Zac se apartó y se dirigió a la puerta de su piso apoyándose en el bastón.

-Ah, ¿mi opinión es un rollo? - Nessa se puso delante de él y le cortó el paso. Sus ojos despedían fuego verde.

-Lo que necesito es otra copa -anunció Zac-. Y con urgencia. Así que, si no le importa apartarse de mi camino...

Nessa cruzó los brazos y no se movió.

-Lo siento -dijo-. Reconozco que mi pregunta puede haber sonado un poco hostil, pero aun así no creo que sea un rollo.

Zac la miró fijamente.

-No estoy de humor para discutir -dijo-. Si le apetece entrar a tomar una copa, sírvase. Le encontraré algún vaso. Si quiere quedarse a pasar la noche... aún mejor. Hace mucho tiempo que no comparto la cama. Pero no tengo intención de quedarme aquí discutiendo con usted.

Nessa se sonrojó, pero no bajó la mirada. Ni la apartó.

-La intimidación es un arma poderosa, ¿verdad? -dijo-. Pero sé qué pretende y no le servirá de nada. No me intimida usted, teniente.

Zac dio un paso adelante de tal modo que invadió su espacio personal y la arrinconó contra la puerta cerrada.

-¿Y ahora? -preguntó-. ¿Está intimidada?

Nessa no lo estaba. Él lo notaba en sus ojos. Estaba enfadada, sin embargo.

-Qué típico -dijo ella-. Cuando la agresión psicológica no funciona, siempre recurren a la amenaza de la violencia física -le sonrió con dulzura-. Va usted de farol, soldadito. ¿Qué va a hacer ahora?

Zac miró su cara ovalada. Se había quedado sin ideas, aunque jamás lo admitiría ante ella. Se suponía que Nessa ya tendría que haber huido. Pero no lo había hecho. Seguía allí, mirándolo con enfado, con la nariz a unos centímetros de la suya

2 comentarios:

Unknown dijo...

uffffffff!
este capi si que estuvo super buenisimo
wenndy escribes genial :)
me encanto su charlka (h) :p
aunque efron debe de ser un poquito menos amargadito :p

espero qu enessa sea la persona que lo haga sonreir :)

cdte amiga! :)

dani1301 dijo...

que tal ese zac
pero se le acabaron las tacticas
y me alegra que nessa no haya salido corriendo
no se dejo intimidar
bueno me encanta tu nove
siguela prontito
bye

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