lunes, 18 de octubre de 2010

CAPITULO 1



AAAAHH! HOY MI ZAC CUMPLE 23 AÑOS! ME ACUERDO CUANDO APENAS LO VI, TENIA 17 AÑOS Y ME PARECIO TAN LINDO... ME ENCANTARIA ESCRIBIR MAS SOBRE MI ZAC PERO ANDO RAPIDOO(:

FELICIDADESS ZACC! AMOR MIO QUE DIOS TE BENDIGA(:

Capítulo 1

A Zac le ardía la rodilla.

Tuvo que recostarse en el bastón para llegar de la ducha a la habitación que compartía con otros tres veteranos, y aun así la pierna le dolía a rabiar con cada paso que daba.

Pero el dolor no tenía importancia. Había formado parte de la vida cotidiana del teniente de la Marina Zachary Efron, conocido como Zac, desde que, hacía más de cinco años, durante una operación secreta de rescate, su pierna había estado a punto de saltar por los aires.
Con el dolor podía arreglárselas.

Era el bastón lo que no soportaba.

Era el hecho de que su rodilla no aguantara el peso de su cuerpo, ni pudiera estirarse del todo, lo que lo sacaba de quicio.

Hacía un día caluroso en California, así que se puso unos pantalones cortos, aunque era consciente de que no ocultarían las feas y descarnadas cicatrices de su rodilla.

Había sufrido su última operación sólo unos meses atrás. Habían vuelto a abrirle la pierna para intentar recomponer las piezas, como si fuera Humpty Dumpty. Tras la obligada estancia en el hospital, lo habían mandado allí, a aquel centro de rehabilitación, para que fortaleciera la pierna y para ver si la operación había servido de algo: para ver si tenía más flexibilidad en la articulación lesionada.

Pero su médico había tenido tan poco éxito como los legendarios caballos y los hombres del rey de Humpty Dumpty. La operación no había mejorado la rodilla de Zac.

Su médico no había podido recomponerla.

Llamaron a la puerta y ésta se abrió el ancho de una rendija.

-Vaya, Zac, ¿estás aquí?

Era el teniente Joe Catalanotto, comandante del Equipo 10 de la Brigada Alfa de los SEAL: la brigada a la que, hacía un siglo de dolor, frustraciones y esperanzas malogradas, había pertenecido Zac.

-¿Dónde iba a estar si no? -respondió Zac.

Notó que Joe reaccionaba a la agria respuesta y que su mandíbula se tensaba cuando entró en la habitación y cerró la puerta tras él. Se fijó en la expresión de sus ojos oscuros: una expresión reservada y reticente.

Zac había sido siempre el más optimista de los miembros de la Brigada Alfa. Su actitud era siempre cordial y animada. Allá donde fueran, Zac salía a la calle y trababa amistad con la población local. Era siempre el primero en sonreír, el que gastaba bromas antes de un salto en paracaídas a gran altitud, el que aliviaba la tensión y hacía reír a todo el mundo.

Pero Zac ya no reía. Había dejado de reír hacía cinco años, cuando los médicos entraron en su habitación del hospital y le dijeron que su pierna no volvería a ser la misma. Que nunca volvería a caminar.

Al principio, se había enfrentado a ello con el mismo talante animado y optimista de siempre. ¿Que no iba a volver a andar? Eso habría que verlo. Iba a hacer algo más que andar. Iba a volver al servicio activo. Iba a correr, a saltar y a tirarse de cabeza al agua. No había duda.

Habían hecho falta años de intensa concentración, operaciones y fisioterapia. Había pasado del hospital al centro de rehabilitación y viceversa muchas veces. Había luchado con ahínco, y había vuelto a caminar.

Pero no podía correr. Apenas lograba andar cojeando con el bastón... y los médicos le habían aconsejado que no se moviera mucho. La rodilla no soportaba el peso de su cuerpo, decían. El dolor que él soportaba estoicamente era un signo de advertencia. Si no tenía cuidado, perdería el poco uso que tenía de la pierna.

Mala suerte.

Porque, mientras no pudiera correr, no volvería a ser un SEAL.

Aquellos cinco años de decepciones, frustración y derrota habían ido desgastando el optimismo y el ánimo de Zac. Cinco años ansiando recuperar la emoción de la vida de un SEAL de la Armada; cinco años de retiro temporal, sin esperanzas reales de volver al servicio activo; de ver cómo la Brigada Alfa lo reemplazaba; cinco años arrastrando los pies, cuando ardía en deseos de echar a correr. Todo ese tiempo lo había dejado agotado. Había perdido su alegría. Estaba deprimido. Se sentía frustrado. Y estaba furioso.

Joe Catalanotto no se molestó en contestar a su pregunta.
Su mirada de halcón se fijó en el cuerpo musculoso de Zac y se detuvo un momento en las cicatrices de su pierna.

-Tienes buen aspecto -dijo-. Te mantienes en forma. Eso está bien. Está muy bien.

-¿Esto es una visita de cortesía? -preguntó Zac con aspereza.

-En parte sí -respondió Joe. Su rostro de facciones duras se relajó en una sonrisa-.

Tengo buenas noticias y quería contártelas.
Buenas noticias. Rayos, ¿cuánto hacía que Zac no recibía una buena noticia?
Uno de sus compañeros de habitación, que estaba tendido en la cama, leyendo un libro, levantó la mirada.

A Joe no pareció importarle. Su sonrisa se hizo más amplia.

-Ronnie está embarazada -dijo-. Vamos a tener un hijo.

-No me digas -Zac no pudo evitar sonreír. Pero sintió su sonrisa extraña, poco natural. Hacía mucho tiempo que no usaba aquellos músculos de la cara. Cinco años atrás, habría dado a Joe palmadas en la espalda, habría hecho chistes obscenos acerca de la virilidad y la procreación y se habría reído como un tonto. Pero ahora sólo podía componer una sonrisa. Alargó la mano y estrechó la de Joe para darle la enhorabuena-. Que me maten. ¿Quién iba a pensar que acabarías convertido en un padre de familia? ¿No estás asustado?

4 comentarios:

...La yakii... dijo...

WEYYYY
chulisima la nove ehh
ya quiero aparezca
nessa jeje
esta super siguela

이지준 dijo...

oye la nove esta super pero mmm
q la nove no se llamaba otra
forma de amar o pss eso crei
jeje estoy deacuerdo con yakii
jajaja q aparesca nessa siguela
esta super cool me encanta la nove
no la dejes ahi please!!
bye

dani1301 dijo...

ay esta chevere la nove
me gusto
bueno siguela prontito
bye

Lau B. dijo...

i love it!!
siguela please!
quiero saber que pasa!
como sigue???
jajaja
Bye
xoxo

Publicar un comentario