martes, 5 de octubre de 2010

Capitulo 2

- ¿A dónde vas? - preguntó Vanessa, con sus ojos violetas casi rojos por la angustia.

- A casa... Necesito estar a solas, Ness... Compréndelo por favor.
Desesperada, Nessa corrió tras él por el pasillo

- ¡Podemos enfrentarnos mejor a esto juntos, papá! Quédate, por favor - rogó.

- Lo siento. Ahora no, Ness – dijo Gerald sintiéndose incapaz de mirar a su hija a la cara.

¿Enfrentarse a la vergüenza, a la publicidad, al juicio? ¿A la pérdida de su casa, de su trabajo, de su autoestima? Vanessa no sabía si su padre sería capaz de soportar todo aquello. Iba a ser muy duro, sobre todo para un hombre de su edad. ¿Pero qué alternativa había? La única manera de sobrevivir era enfrentándose a los problemas. Si Vanessa había aprendido algo en aquellos años, era esa verdad.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos no logró mantener la mente centrada en los problemas de su padre. El pasado volvía a perseguirla, el pasado que había enterrado hacía seis años...

El día que conoció a Zac Efron, estaba en Londres haciendo algunas compras para su ajuar en compañía de una amiga. Faltaban menos de dos meses para su boda con Simon. No llevaba el anillo de compromiso. Una de las piedras se había soltado y lo había llevado al joyero para que lo reparara.

Estaba hablando con Leah en un cruce de calles, esperando a que la luz del semáforo cambiara para poder cruzar. Alguien la empujó involuntariamente, haciéndole caer al asfalto, prácticamente bajo las ruedas de la limusina de Zac, conducida por su chófer.

Vanessa no recordaba la caída, pues perdió el conocimiento. Lo que sí recordaba era su confusa recuperación de la conciencia antes de que llegara la ambulancia y la visión de unos extraordinarios ojos azules ante los suyos. De pequeña había tenido un libro de cuentos sobre un tigre con los ojos coma estanques de un brillante azul. Naturalmente, se quedó mirándolos, asombrada. Nunca había visto unos ojos de aquella tonalidad.

- No la muevan... no hables... - Zac no paraba de dar instrucciones en todas direcciones.

- Estoy bien...

- No hables.

- Quiero levantarme... – Zac trató de moverse.

Una mano, bronceada y enorme se lo impidió.

- Quiero levantarme... - insistió ella, mirando con creciente vergüenza el grupo de curiosos que se estaba formando a su alrededor.

- No vas a levantarte. Podrías haberte dañado la columna vertebral.

- Mi columna está perfectamente - dijo Vanessa, empezando a enfadarse -. Yo estoy perfectamente...

- Eso lo decidirá el médico - Zac siguió mirándola con increíble intensidad. Entonces alargó una mano y le acarició con un dedo la mandíbula -. Nunca me perdonaré haber hecho daño a algo tan increíblemente hermoso...
Leah resultó totalmente inútil en aquella circunstancia. Se puso histérica y alguien tuvo que calmarla. Nessa se encontró de pronto en una ambulancia privada, acompañada por Zac en lugar de por su amiga.

- Ella nos seguirá en mi coche - aseguró Zac, interponiéndose en el camino de los enfermeros a la vez que les decía lo que debían hacer.
Nessa no se encontraba con fuerzas para quitarse a Zac de encima. La cabeza le dolía mucho y sentía náuseas. Cerró lo ojos para escapar de él, diciéndose que aquel dominante desconocido sólo tratada de calmar su conciencia por un accidente del que en realidad no había sido responsable.
Vanessa fue conducida a una clínica, en la que fue sometida a un minucioso examen antes de que la llevaran a una elegante habitación individual.

- Quiero irme a casa - protestó, dirigiéndose a la enfermera -. Esto no es necesario.
Zac entró en aquel momento, desprendiendo ondas de vibrante energía física que parecieron cargar de electricidad la atmósfera de la habitación.

- ¿Dónde está Leah? - Susurró Vanessa, asombrado al comprobar que el desconocido seguía por allí.

- He hecho que la lleven a casa. Estaba demasiado alterada como para servir de ayuda. Tengo entendido que tus padres están de viaje y no volverán hasta mañana. ¿Quieres que me ponga en contacto con ellos?

- Ni siquiera sé tu nombre - dijo Vanessa entre dientes.

- Zac Efron - murmuró él con una brillante sonrisa -. ¿Cómo te sientes?

- Sólo quiero irme a casa... ¿Nunca escuchas lo que te dice la gente?

- No si no quiero oírlo - contestó Zac.

- No era necesario todo esto - Nessa señaló a su alrededor, avergonzada -. Me he caído. - Tu coche no me ha tocado. No pienso demandarte ni nada parecido. No tenías por qué...

- He querido hacerlo - la interrumpió él deslizando una descarada mirada por la esbelta figura de Vanessa, que resaltaba bajo las sábanas -. No puedo apartar la mirada de ti - añadió, elevando la vista hacia su ruborizado rostro -. Supongo que te habrás dado cuenta de ello. Pero también supongo que estarás muy acostumbrada a que los hombres te presten toda su atención.

- No desde que me he comprometido - murmuró Nessa con rigidez, enfadada por la forma de mirarla de aquel hombre. Parecía que estuviera contemplando un escaparate.
Él entrecerró los ojos al oírla.

- ¿Perteneces a otro hombre?

- ¡No pertenezco a ningún hombre! - espetó Nessa.

- A mí sí me pertenecerás - murmuró él con convicción.
Nessa pensó seriamente que estaba loco. Nadie le había hablado nunca así. Un verano estuvo en Grecia y notó que el feminismo aún no parecía haber hecho demasiada mella en aquel país, pero la primitiva actitud de aquel hombre de aspecto tan sofisticado y aparentemente cultivado le dejó asombrada.

- Voy a casarme dentro de seis semanas le informó escuetamente, observando de forma involuntaria sus varoniles rasgos y apartando con rapidez la mirada al darse cuenta de que lo estaba haciendo.

- Ya veremos... – dijo Zac, y a continuación rió indulgentemente, como si se dirigiera a una cría que hubiera dicho algo inocentemente divertido.
Vanessa volvió al presente y notó que estaba temblando. Su primer pensamiento fue para su padre. Dijera lo que dijera, no debía quedarse solo. Tomó su abrigo, salió del pequeño chalet que tenía alquilado y subió a su coche.

- Pero su padre está en el trabajo, señora Turner. ¿Qué iba a estar haciendo en casa a esta hora del día? - Preguntó la asistenta de su padre, frunciendo el ceño.
Nessa tragó con esfuerzo, tratando de mantener una expresión despreocupada.

- Pensaba que hoy terminaba antes.

- A mí no me ha dicho nada, desde luego.

- Entonces lo veré más tarde - dijo Nessa, y volvió a su coche.
¿Dónde estaría su padre? - se preguntó, angustiada. ¡No debería haber permitido que se fuera en el estado en que se encontraba!. Pero su padre había insistido en que necesitaba estar a solas. Ella no era su guardián. ¿No debía respetar sus deseos? Pero aquellos pensamientos no bastaron para calmar su inquietud.
Reacia, volvió a su casa. Zac... no podía apartar a Zac de su mente. ¿Acudiría al hotel para arrastrarse ante él y rogarle, como una vez hizo su padre con su madre? El estómago le dio un vuelco al pensarlo. ¿Qué sentido tendría hacerlo? Conocía a Zac Efron. No habría forma de que perdonara a su padre. Zac quería venganza. No podía tocar a Vanessa, pero sabía lo unida que se sentía ésta a su padre. Ni la mente mas oscuramente maquiavélica podría haber maquinado una venganza mas dulce.

- Algún día vendrás a rogarme de rodillas que te acepte... y te destrozaré.



SE QUE ALGUNAS NO ENTENDIERON EL CAPITULO DE AYER(: PERO BUENO CONFORME PASEN LOS CAPITULOS ENTENDERAN... AHORA ME VOY(:, NOS VEMOS MAÑANA

2 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

poko a poko voy entendiendo...
tu sigue la nove..
que yo me encargo de leerla poko a poko..
jajjaja
me esta gustando..
muakkkk

dani1301 dijo...

si ya entendi un poco mas
me encanta tu nove
siguela prontito
bye

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